DEJANDO MIS RAÍCES

En la vida hay situaciones extremas en las que algunas personas toman decisiones de dejar su tierra, su familia, su entorno; y emprender su viaje con el fin de buscar una nueva vida...

                     Una historia más llega a nosotros, te lo  presento: él es Rodolfo.

                                 y asi se presenta:

                        

      Mi nombre; Rodolfo Contissa. Nacido el 30/11/1950 en Rosario,pcia. de Sta. Fe.         Argentina.         
       Tengo tres hijos.(todos argentinos) 
       Soy Ingeniero químico.
       Ex profesor: 
        en la Escuela Vicecomodoro Marambio en el ciclo secundario.
        Y en el Instituto  Politécnico en el ciclo terciario
       Actividad profesional gerencial en varias empresas y emprendimientos                          privados                                                          
       Actualmente jubilado.
       Vivo en Santa Cruz do Sul; estado de Río Grande do Sul, Brasil.
       En la actualidad me dedico a la actividad de consultor de                                              aplicaciones agrícolas de alta tecnología.
           
                 
 ¿En que etapa de tu vida y en que circunstancias te hicieron hacer las maletas?

Siempre digo que la situación de Argentina del 2001 me levantó por los aires y caí en Brasil. Por ese entonces tenía 52 años. No era un proyecto pensado.
 Unas cinco semanas antes decidí irme a Italia, donde tengo familiares. Tenía pasaporte, ciudadanía…en fin, medio camino recorrido. Acto seguido, compro por teléfono un pasaje (ida solo) pero como estaban por cerrar me pidieron de la agencia de viajes que fuera el día siguiente con mi tarjeta de crédito a pagar.
 A la mañana siguiente mi tarjeta de crédito no servía más porque fue el día del debut del corralito y la quiebra del sistema bancario de mi país. Así que me quedé sin viaje y me volví a mi casa con la segunda frustración, esta vez… de las grandes.
Una semana después, sin haber todavía superado el shock; apareció un ex compañero de la facultad que tenía negocios en Brasil, pero se dedicaba a la agricultura. Generosamente me invitó a acompañarlo y tentar alguna cosa. Aclaro que hasta la explosión del momento que se vivía en mi país; yo tenía dos empresas ligadas a la alta tecnología, una de celulares  y otra dedicada al incipiente negocio de las páginas de internet.
Vender diseño de páginas de internet en el campo en el año 2002; que ni en las grandes ciudades se sabía bien lo que era .
Decime si no es una cosa de locos. Porque eso fue lo que me dijeron todos acá, ninguno de nosotros dos hablaba ni media palabra de portugués. Pero fui y vendí una. Carísima, pero perfecta. Y después otra…y bueno; acá estoy.
 

               ¿  Llegar a un nuevo lugar que trae aparejado?

     Brasil es un lugar medio delicado porque parecemos iguales pero no lo somos. Hay siglos de cultura que influyen a veces con poca sutileza en la conducta de las personas y hasta que uno entiende que no son las personas sino su historia puede hacer lo que muchísima gente hace: desistir.
 Yo sostengo que es una nueva oportunidad. Si te enriquece o te empobrece depende de tu inteligencia, aceptando la definición de Jean Piaget: “la inteligencia es la capacidad de adaptación a situaciones nuevas”
Trae aparejadas renuncias a veces incompensables, como el alejamiento de personas que quisieran que uno estuviera cerca. Que lo necesitan. Y a la vez  si te fue bien, la chance de devolver de varias maneras la ausencia física; ya que el afecto nunca estuvo ausente.
Y, quieras o no…las culpas. Podes devolver lo que quieras; menos el tiempo.
              
       ¿Qué cosas o a quienes estabas dejando en tu país?

   Todo. Y  en especial a mis hijos,(ellos) apenas queriendo salir de la adolescencia.
 

       ¿Qué sentiste y como fue tu proceso de desarraigo?

   Desarraigar es arrancar de raíz y yo nunca perdí las mías, apenas trato de adaptarme a un  medio diferente. No digo que sea fácil; es duro…pero no es lo mismo Y eso sin contar  la pérdida de contacto con las personas queridas que uno va dejando por el camino. Queriendo o no el alejamiento de la familia se produce.

  

          ¿Fue sencillo para ti comenzar en un nuevo país?

   No, en absoluto.

  No tenía nada, no hablaba el idioma, no conocía a nadie, sin amigos, sin plata, sin crédito, sin documentos del país y sin nadie que pudiera ayudar.  Me llevó varios años tener el primer éxito más o  menos sólido.

 Soy la misma persona y no hice nada diferente que en Argentina; pero tuve resultados   mejores.

                                   
                                                      


          ¿ Como te sientes actualmente en tu espacio?

 Muy bien, muy cómodo. Al final, todo lo que no tenía cuando vine, ahora lo tengo hecho a mi medida, lo construí de la forma que me sirve y me levanto todos los días con una sensación de tranquilidad.

         ¿Cómo es la ciudad en la que resides?

Muy bonita, tranquila y prolija. Es una Colonia de alemanes: todo pintadito, espacios públicos con flores, una ciudad bien cuidada. A esta ciudad la pude elegir, vivo acá por puro gusto.

         ¿Cuéntanos de la gente y la cultura del lugar donde vives?

La gente se saluda, los autos ceden el paso, nadie toca bocina. Hay una cultura de convivencia en la que da gusto vivir.

Si bien es en Brasil, no es el que se difunde de carnaval, playa y mulatas.

Rara vez llamas a la policía, pero si lo haces aparecen al instante.

Tiene carencias en salud y educación públicas, pero es un mal nacional.    

      Has recorrido una gran parte del camino de tu vida y ganado experiencias... 

        ¿Cómo describes a Rodolfo (tú) en tu etapa de joven, y como es Rodolfo                      actual  transitando la etapa de los 70 años?

Yo no noto mucha diferencia. Tal vez los años ayuden a aumentar la tolerancia a los reveses de todo tipo, sobre todo a los del día a día que son los que causan estrés. Así queda energía para ocuparse de algunas cosas que sí tienen arreglo. Por lo demás, no cambió gran cosa, la semana pasada viajé a Bolivia con intención de abrir otra empresa allá.

¿Podrías dejarnos una reflexión para quienes deban abandonar su tierra y tomar un nuevo  rumbo?

 Hay que tener paciencia en el nuevo lugar donde viviremos.

Vuelvo a Jean Piaget: hace falta la inteligencia porque hay que enfocarse en una situación nueva por donde la miren. No hay que tratar de imponer las propias costumbres o  la forma cultural de ver las cosas, (yo vi muchos argentinos haciendo eso en lugar de respetar y adaptarse) porque de a poquito el propio sistema cultural te rechaza. Hay que tener valor.  (No es que no tengas miedo). Hay que aprender a hacer las cosas a pesar del miedo.

 


Muchas gracias Rodolfo por participarnos este pedacito de tu historia.

      

                        





 

 

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